Lección 2 – La Inspiración de la Escritura

Los reformadores tenían un alto concepto de la inspiración de la Biblia. La Biblia es la palabra de Dios, el verbum Dei, o la voz de Dios, vox Dei. Juan Calvino escribe:

Pues cuando se tiene como fuera de duda que lo que se propone es Palabra de Dios, no hay ninguno tan atrevido, a no ser que sea del todo insensato y se haya olvidado de toda humanidad, que se atreva a desecharla como cosa a la que no debe darse crédito alguno. Pero puesto que Dios no habla cada día desde el cielo, y que no hay mas que las solas Escrituras en las que Él ha querido que su verdad fuese publicada y conocida hasta el fin, ellas no pueden lograr entera certidumbre entre los fieles por otro título que porque ellos tienen por cierto y seguro que han descendido del cielo, como si oyesen en ellas a Dios mismo hablar por Su propia boca.

«Como si» no quiere decir que Calvino creyera que la Biblia cayó del cielo directamente o que Dios mismo escribió las palabras directamente en las páginas de la Escritura. Más bien»como si» hace referencia al peso de la autoridad divina que hay en las Escrituras.

Esta autoridad está basada y fundada en el hecho de que la Escritura fue entregada bajo inspiración divina. Esta afirmación concuerda con lo que la Biblia misma dice acerca de la autoridad.

«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente preparado para toda buena obra» .

2 Ti 3:16-17

La declaración de Pablo acerca de la inspiración de la Escritura se refiere a su origen. Pablo usa la palabra griega theopneust, que quiere decir «exhalada por Dios». Aunque la palabra normalmente se traduce como inspirada (que quiere decir inhalada), es más exacto decir «exhalada». Pablo subraya el hecho de que la Escritura fue exhalada por Dios. Esto no es simple sutileza del lenguaje. Es obvio que para que haya inhalación (inspiración) debe haber exhalación. Exhalar debe preceder a inhalar (inspirar). El punto es que la obra de la inspiración divina se logra por la exhalación divina. Puesto que Pablo afirma que la Escritura es exhalada por Dios, entonces el origen de la Escritura es Dios mismo.

Cuando Calvino y otros hablan de la inspiración de la Escritura, se refieren a la manera en que Dios capacitó a los autores humanos de la Biblia para que escribieran cada palabra bajo la superintendencia divina. La doctrina de la inspiración declara que Dios capacitó a los escritores humanos de la Biblia para que fueran agentes de revelación divina, de modo que lo que escribieran no fueran solo sus palabras sino, en un sentido superior, fueran la mismísima Palabra de Dios. El origen del contenido de la Escritura finalmente es Dios mismo.

Se ha debatido intensamente cuál fue el modo o método preciso de esta inspiración divina. Algunos han postulado una inspiración mecánica, es decir, dictada, lo que reduce a los autores humanos a máquinas robóticas o taquígrafos pasivos que se limitan a escribir lo que Dios les dicte.

Pero la Biblia no hace tal afirmación. No se especifica el modo preciso o la manera en que ocurrió esta inspiración. El punto central de lo que la Biblia afirma respecto a su autoridad es que Dios es la fuente que exhala Su palabra. Queda en evidencia al estudiar la Biblia misma que se preservaron los estilos individuales de cada autor. La inspiración de la Biblia tiene que ver con la superintendencia divina en la Escritura, evitando que se introduzca el factor de error humano. La inspiración significa que Dios preservó Su Palabra a través de las palabras de autores humanos.

La infalibilidad de la Escritura

Dado que el origen de la Biblia es Dios y que Él mismo supervisó su formación por medio de la inspiración, los reformadores estaban convencidos de que la Biblia es infalible. La infalibilidad de refiere a que es imposible que contenga fallas o errores. Le atribuimos a Dios y a su obra el carácter de infalible dada Su naturaleza y carácter. En cuanto a Su naturaleza, Dios es omnisciente. En cuanto a Su carácter, Dios es Santo y completamente recto.

Teóricamente es posible concebir a un ser que sea recto pero limitado en su conocimiento. Tal ser podría cometer errores en lo que dijera, no por ánimo de engañar o defraudar, sino debido a su falta de conocimiento. Serían errores accidentales. A nivel humano aceptamos que sea posible que alguien diga algo que sea falso sin que esté mintiendo. La diferencia entre una mentira y un simple error radica en la intención. Por otro lado, es posible concebir a un ser que sea omnisciente, pero malvado. Dicho ser no podría cometer errores por falta de conocimiento pero si podría mentir, lo que implicaría una intención malévola. Dado que Dios es tanto omnisciente como moralmente perfecto es incapaz de mentir o cometer un error.

Al decir que la Biblia es infalible en su origen, simplemente afirmamos que se origina en un Dios que es infalible. Eso no quiere decir que los escritores bíblicos eran intrínsecamente infalibles. Eran humanos que, como cualquier persona, eran la prueba del principio errare humanum est, «errar es humano». Precisamente porque los seres humanos son dados al error es que sus autores humanos requerían ayuda en su tarea para que la Biblia fuera Palabra de Dios.

Hoy en día se cuestiona la inspiración de la Escritura. En este tema, algunos teólogos han tratado de quedarse con el oro y el moro; es decir, por un lado afirman que la Biblia es inspirada pero al mismo tiempo niegan su infalibilidad. Plantean que la Biblia, a pesar de su inspiración divina, sí contiene error. La idea de un error divinamente inspirado es difícil de concebir. Nos horroriza la idea de que Dios pueda inspirar un error. Decir que Dios inspira error implica que Dios no es omnisciente o que es malvado.

Quizás lo que se está plantando en esta noción de error inspirado sea que tal inspiración, aunque proceda de un Dios bueno y omnisciente, finalmente es inoperante. Es decir, no cumple con su cometido. En este caso, estaríamos abandonando otro atributo de Dios, Su omnipotencia, pues estaríamos diciendo que finalmente Dios es incapaz de dirigir el proceso de la escritura de la Biblia con suficiente poder como para superar la tendencia al error de los autores humanos.

Me parece que tendría más sentido negar de plano la inspiración que tratar de hacerla convivir con el error. Clero está, muchos de los que cuestionan la infalibilidad de la Biblia atacan con sus hachas las raíces del árbol y niegan cualquier inspiración. esto al menos parece un enfoque más honesto y lógico. Evita la irreverencia de negar los atributos funcionales de Dios mismo.

Examinemos brevemente la fórmula que en estos tiempos ha ganado terreno: «La Biblia es la Palabra de Dios, la cual yerra». Ahora quitemos las palabras «La Biblia es», para que diga: «La Palabra de Dios, la cual yerra». Ahora borremos «La Palabra de Dios» y «la cual». Lo que nos queda es «Dios yerra». Decir que la Biblia es la Palabra de Dios con errores es caer en un irreverente doble estándar. Si es la Palabra de Dios no puede errar. Si yerra no es la Palabra de Dios. Por cierto, es posible tener una palabra acerca de Dios que esté en error, pero no podemos tener una palabra procedente de Dios que esté en error.

La Biblia afirma reiteradamente que la Escritura se origina en Dios. Un ejemplo que ya hemos es el que está en la Epístola de Pablo a los Romanos. Pablo se presenta como «siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios» (Ro. 1:1). En la frase «el evangelio de Dios» la palabra de es un genitivo que indica posesión. Pablo no está hablando solamente de un evangelio que es acerca de Dios, sino un evangelio que le pertenece a Dios. Es posesión de Dios y viene de Él. Dicho mas claramente, Pablo está declarando que el evangelio que predica no proviene de hombres ni es invento humano; es revelación sobrenatural. La teología reformada cree sin vacilar que el cristianismo es na fe revelada, una fe que no descansa en percepciones humanas sino en la información que Dios mismo nos entrega.

Lección 1 – El estudio de la Biblia desde la perspectiva reformada

Teología es el estudio de Dios. Realmente todas las personas tienen alguna teología, si algunos afirman ser ateos, “su teología” entonces es el “ateísmo”.

Dios se ha dado a conocer por medio de las cosas creadas y esta es la razón de que lo admitamos o no todos tenemos nuestra teología.

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Romanos 1:18-20

Teología es una palabra compuesta de raíces latinas y griegas: Teo: Dios, Logos; Conocimiento. Podríamos definir la Teología como: “El conocimiento o entendimiento que tengamos de Dios.”

Los reformadores reconocieron que el estudio del conocimiento de Dios y su plan perfecto debería provenir de la Sola Scriptura, es decir “la Escritura solamente”. En contraste con la Iglesia Católico Romana, que afirmaba que el mismo nos era impartido por las Sagradas Escrituras y las riquezas de la tradición. Los Reformadores apreciaron muchas cosas de la tradición, pero a la vez afirmaron que la misma debía ser juzgada a la luz de la Palabra de Dios, ya que la misma es la máxima autoridad en materia de fe y conducta.

Uno de los aspectos importantes a considerar en el estudio de la Biblia desde la perspectiva reformada es entender que la Teología Reformada difiere de otros sistemas de doctrina.  El punto principal de divergencia es que la Teología Reformada es un sistema de doctrina centrado en Dios, no en el hombre, la salvación o la iglesia.

Varios sistemas de doctrina consideran que la restauración del valor de la humanidad caída, es la meta y propósito final del Plan de Dios. Desde la perspectiva reformada entendemos que la restauración del hombre es parte del mismo, pero no el todo. El fin es la gloria de Dios y por tanto la restauración del hombre es una obra producto del amor y misericordia de Dios realizado en función de su honor y gloria.

La Teología Reformada concuerda con otros sistemas teológicos tales como los dispensacionalistas, wesleyanos arminianos etc., en reconocer aspectos tales como los atributos de Dios.  Pero lo que hace a la teología Reformada un sistema único, es que cada una de las doctrinas que estudia, está gobernada por la Doctrina de Dios.

La Teología Reformada aplica la doctrina de Dios a todas las demás doctrinas, haciendo de ella el factor de controlador principal en toda la teología.

Cuando la doctrina Reformada considera la doctrina del hombre, la considera a la luz de la doctrina de Dios; así mismo la doctrina de la Salvación, de la Iglesia o la doctrina de la Biblia.

Una teología basada sólo en la Palabra de Dios

A menos que se me convenza por la Sagrada Escritura o por alguna razón evidente, no me retractaré. Mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios, y actuar en contra de la conciencia es incorrecto y peligroso.

Fue Martín Lutero quien pronunció estas inmortales palabras en la Dieta e Worms. Se encontraba bajo juicio, con riesgo de muerte, ante las autoridades de la iglesia y del Estado, acusado de graves herejías. Al ser amenazado a retractarse de su doctrina de la justificación por la fe, insistió en que su doctrina se basaba en la Biblia. En previos debates con prominentes teólogos católico romanos, Lutero había sido empujado a decir que consideraba posible que el Papa y los concilios de la iglesia se podrían equivocar.

A menudo, los historiadores han explicado la Reforma protestante describiendo su causa material y su causa formal. La causa material fue la disputa acerca de la doctrina de la justificación solo por fe (sola fide); la causa formal fue la disputa acerca de la autoridad de la Biblia (sola Scriptura). El principio de sola Scriptura permanecía en segundo plano durante el debate acerca de la justificación. Cuando Lutero rehúsa retractarse en Worms, el tema de la autoridad bíblica salta a primer plano. Desde ese momento, sola Scriptura se transforma en un grito de guerra para los protestantes.

El término sola Scriptura declaraba la idea de que solamente la Biblia tiene autoridad para atar las conciencias de los creyentes. Los protestantes sí reconocían otras formas de autoridad, como las autoridades de la iglesia, los magistrados civiles, los credos de la iglesia y las confesiones de fe. Pero todas estas autoridades eran consideradas como subordinadas a la autoridad de Dios y derivadas de la misma. Ninguna de estas autoridades secundarias podía ser absoluta, pues todas son susceptibles de error. Una autoridad falible no puede atar las conciencias de forma absoluta; ese derecho está reservado para la Palabra de Dios solamente.

Un malentendido frecuente es que los reformadores creían en la autoridad infalible de la Escritura mientras que la Iglesia Católica Romana creía solo en la autoridad infalible iglesia y su tradición. Esto es una distorsión de la controversia. Durante el período de la Reforma, ambos lados reconocían la autoridad infalible de la Biblia. La pregunta era la siguiente: “¿Es la Biblia la única fuente de revelación especial?”.

Los católicos romanos enseñaban que había dos fuentes infalibles de revelación especial: la Escritura y la tradición. Dado que le asignaban a la tradición ese nivel de autoridad, no permitían que cualquier persona interpretara la Biblia de una manara contraria a dicha tradición. Eso es precisamente lo que hizo Lutero, lo que le valió la excomunión y la condena de su doctrina.

Los reformadores concordaban en que había dos tipos de revelación: general y especial. La revelación general, a veces llamada revelación natural, se refiere a lo que Dios revela de Sí mismo en la naturaleza. El apóstol Pablo declara en Romanos: “Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.” (Ro. 1:18-20)

Como hemos visto, esta revelación se llama “general” tanto por su contenido como por sus destinatarios. Todas las personas reciben la revelación de Dios en la naturaleza; no todos han leído la Escritura (la revelación especial) ni han oído su enseñanza. La revelación general no revela la historia de la redención o la persona y obra de Jesucristo; pero la revelación especial sí lo hace.

Aunque los reformadores distinguían entre revelación general y especial, insistían en que hay sólo una fuente escrita de revelación especial que es la Biblia. De ahí la sola de sola Scriptura. La razón principal para colocar la palabra sola es la convicción de que la Biblia fue inspirada por Dios mientras que los credos de la iglesia y sus declaraciones son obras humanas. Estas obras de segunda categoría pueden ser precisas y estar brillantemente desarrolladas, expresando los mejores pensamientos de los eruditos, pero no son la Palabra de Dios inspirada.

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